FASE PREOVULATORIA

FASE PREOVULATORIA

Chi-Chi x La Caravana Roja

¡Ya estamos aquí de nuevo! 


En el anterior artículo os presentamos más detalladamente la fase menstrual  que es la fase más visible y que, por tanto, mejor podemos identificar de todo el ciclo menstrual, pero sólo es la primera de cuatro fases bien distintas y particulares. Nuestro objetivo es darles a todas el espacio que merecen y que esto sea una puerta de autoconocimiento hacia vuestra yo cambiante y cíclica.


Hoy le toca el turno a la fase que empieza justo después de que acabe el sangrado menstrual, y es la FASE PREOVULATORIA. Esta suele ser una de las fases más desconocidas y obviadas de todo el ciclo y sin embargo, tiene un poder brutal en muchísimos aspectos que estamos deseando contarte. ¿Preparadx para recibir a una nueva parte de ti? :)



Como hemos dicho, esta fase comienza justo cuando acabamos de sangrar y termina cuando se produce la ovulación. Los días que dura esta fase variarán dependiendo de si tu ciclo es más corto o más largo, pudiendo ir de entre los 5 a los 10 días. De hecho, la fase preovulatoria es la más variable y por lo tanto, la causante de que tu ciclo dure más o menos, ya que las dos fases siguientes (ovulatoria y premenstrual) sí que tienen una duración más concreta, como os contaremos en los próximos capítulos.


Entonces… ¿Qué le pasa a nuestro cuerpo tras acabar de menstruar?


Empecemos por ubicar qué procesos hormonales está experimentando nuestro cuerpo durante estos días. Recordamos que las dos hormonas que siempre están en juego son el estrógeno y la progesterona, ¿no? (¡al final nos las vamos a aprender y todo!) Pues bien, en la fase preovulatoria la gran protagonista es el ESTRÓGENO. Esta hormona que se genera en nuestros ovarios va creciendo poco a poco durante la fase menstrual y alcanza sus mayores niveles justo antes de que se produzca la ovulación, es decir, al final de la fase preovulatoria.


¿Y de dónde sale este estrógeno?


Cuando nacemos, nuestros ovarios ya albergan todos los folículos ováricos en una reserva latente que empezará activarse una vez llegada la pubertad y con ella, la menarquia y el inicio de nuestra fase fértil.


Cada mes, algunos de estos folículos empiezan a crecer y se mueven hacia la superficie del ovario, gracias a la ayuda de otra hormona bien importante en esta fase: la hormona folículoestimulante o FSH. Como su nombre indica, esta hormona originada en el cerebro, concretamente en la hipófisis o glándula pituitaria, estimula el desarrollo de los folículos y les indica que es el momento de segregar estrógenos.



Y ahora… la pregunta del millón: ¿Qué efecto tiene el estrógeno en nosotras? Pues preparaos porque esta hormona se va a convertir en vuestra nueva aliada después de lo que os vamos a contar. 


A la fase preovulatoria también se la llama fase DINÁMICA ya que es la fase en la que va incrementando más y más nuestro nivel de energía y sentimos que podemos con todo. Es cuando tenemos más ganas de actividad y movimiento ya que percibimos a nuestro cuerpo ágil y ligero. Además nuestro cerebro está más despejado que nunca, permitiéndonos organizarnos y concentrarnos con más facilidad y claridad que en otras fases. 


¿Y toda esta explosión de energía y fuerza quién la produce? ¡Exacto! ¡Nuestros queridos estrógenos! Específicamente el estradiol, que es un tipo de estrógeno que tiene un efecto muy potente en nuestro ánimo y sentir corporal y mental.


En esta fase también es muy típico que nos veamos la piel y el pelo más suaves, hidratados y con mejor aspecto sin hacer nada diferente, ya que el estrógeno estimula la producción de colágeno y, no menos importante, activa también nuestro deseo sexual. ¿Alguien da más? ;)


Volviendo a nuestro cuerpo, una característica en la que podemos fijarnos es en nuestro flujo o moco cervical. Durante los primeros días de esta fase nuestro cérvix o cuello del útero está cerrado, por lo que notaremos un flujo muy escaso y con un aspecto blanquecino como de yogur con un ph ácido que va a dificultar la supervivencia de los espermatozoides y de patógenos. Conforme avance la fase podremos apreciar un cambio ya que nuestro cérvix se irá abriendo y expulsará entonces un moco cervical más elástico, viscoso y transparente que recuerda a la clara de huevo. El ph perderá acidez y se irá neutralizando puesto que nuestro útero se está preparando para la ovulación y una posible fecundación del óvulo.

 

¿Y qué relación tiene esta fase con otros ciclos presentes en la naturaleza? 


En preovulatoria sentimos que salimos de un estadio de introspección y cueva y nos abrimos al mundo. Es por esto que se relaciona con la estación de la PRIMAVERA, donde después del invierno todo vuelve a brotar en nosotras y emanamos vitalidad, fuerza y agilidad. 


Es un renacer en el que vamos creciendo hacia un estado muy gustoso y de mucha plenitud y por esto se vincula a la fase de LUNA CRECIENTE. Crece la luz y el poder en la luna como crece en nosotras y nos sentimos radiantes, alegres y abiertas a la vida, como podríamos imaginar a una niña. De esta energía nace el arquetipo con el que se relaciona esta fase: niña o DONCELLA, representando el entusiasmo y la apertura a lo que venga en este nuevo ciclo.

 

 

Al igual que en la fase menstrual era importante tomar momentos de descanso y de estar con una misma desde un estado más calmado, en preovulatoria también es frecuente sentir esa necesidad de centrarnos en nosotras pero esta vez de una forma más activa y resolutiva. 

 

Es en esta energía del hacer y producir en la que más fácilmente nos identificamos y sentimos que somos más “nosotras”, pero hay que observar y reflexionar bien sobre este sentir, dado que esto es un reflejo de lo que la sociedad lineal y patriarcal nos ha reforzado persistentemente desde bien pequeñas: el estar despiertas, activas y disponibles para el sistema, ya sea educativo, laboral o incluso social (tienes que tener siempre ganas de salir y relacionarte pero todas sabemos que a veces no nos apetece y eso también está bien).

 

Conectar con tu ciclicidad es reconocerte en todas tus fases ya que todas forman parte de ti y te permiten poder vivirte y sentirte desde diferentes energías. Conocerlas es el primer paso para reconciliarte con ellas y aprovechar todo lo que puede aportarte cada una.

 

Así que para terminar, te queremos hacer una lista de sugerencias de las actividades a las que más partido le puedes sacar durante tu fase preovulatoria, aprovechando esa energía desbordante que sentimos: 

 

  1. Andar, correr o practicar el deporte que ya hagas más veces por semana o a un nivel más enérgico ya que nuestro cuerpo nos pedirá esa subida de nivel de actividad
  2. Organizarte el calendario para las próximas semanas, planificando una carga de estudio o de trabajo algo mayor en esta fase y la próxima (ovulatoria) en la que nuestro cerebro estará más a tope y dejando tareas más livianas para el resto del mes.
  3. Revisar la lista de tareas o cosillas que tengamos pendientes y aprovechar esta energía para tacharlas de la lista por fin.
  4. Mirarte al espejo y aprovechar que nuestro cuerpo reluce para mimarte, observarte y echarte piropos (que es algo que hacemos bien poco ¡y que sienta fenomenal!)
  5. Avanzar con tus proyectos personales, ya que también es un momento en el que tenemos ganas de estar con una misma
  6. Disfrutar de la energía sexual creciente contigo o con otras personas
  7. Es el mejor momento para lanzarnos y afrontar algún reto personal o profesional, puesto que el poder de análisis de nuestro cerebro junto con el estado de entusiasmo, confianza y apertura es la combinación que juega más a nuestro favor para llevarlo a cabo.
  8. Tomar infusiones de plantas como la menta o la hierbabuena que te van limpiando y depurando para las próximas fases que son más intensas.

 Y un último apunte general para esta fase: ajustar esta energía que tenemos a un plan de acción realista es súper importante y es normal que nos lleve algún tiempo. 

 

La ambición y ganas de hacer mil cosas nos puede llevar a autoexigirnos demasiado y que luego a nivel práctico nos resulte imposible llegar a todo. Esto es muy típico que pase hasta que no conocemos y controlamos a nuestra yo preovulatoria y hay que tener cuidado porque esa autoexigencia puede derivar en sentimientos de culpa o frustración que van a afectar a nuestra autoestima y bienestar. 

 

¡Mucha escucha y paciencia hasta encontrar vuestro propio equilibrio! 

 

Estamos en un camino de autoconocimiento a un nivel brutal y asimilando poco a poco una información que nos ha sido arrebatada pero que nos pertenece y, lleve el tiempo que nos lleve, terminaremos por volver a hacerla nuestra. 

 

Julia Alburquerque,

para MadeInMaina.

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